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Esta película cuenta la historia de la reina de Inglaterra y como ella afronta la muerte de la princesa Diana. Además, la relación que tiene con el primer ministro Tony Blair, con sus propios principios y sus sentimientos hacia Diana. También se puede ver su relación con el pueblo británico y en general, como la familia real vivió esos momentos en el año 1997.
Helen Mirren no pudo ser mejor para este personaje, transformándose en la reina de Inglaterra de manera excepcional. Si bien, la actuación es tranquila, sin muchos altibajos, la interpretación de una mujer fuerte, decidida, pero al mismo tiempo débil e inocente, le queda perfecto a una de las actrices más sobresalientes del Reino Unido, y totalmente merecedora del premio de la Academia este año.
Stephen Frears es el director de la cinta, y esta tiene una narración televisiva más que cinematográfica. Seguramente esta forma de contar la historia la hace más cercana a los hechos, ya que en esos momentos, la prensa y el mundo entero estuvo pendiente de lo que sucedía.
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En general, esta cinta relata de manera elegante y agradable, una parte muy importante en la historia del Reino Unido y uno de los acontecimientos que más ha conmovido al mundo. Esta película histórica servirá más adelante como recuerdo de esa época, y de cómo la realeza, por más “real” que sea, también tiene los mismos problemas que una persona “común y corriente”.