viernes, 20 de octubre de 2006

La Marcha de los Pingüinos: Amor documentado


Es raro que en Lima se estrenen documentales en las salas comerciales, pero si este es un ganador del Oscar, bienvenido sea. “La Marcha de los Pingüinos” llegó para cautivarnos y contarnos una historia real, llena de amor y dedicación, que todos deberíamos aprender.

La película cuenta la historia de los pingüinos Emperador de la Antártica, y su viaje hacia el lugar adecuado para cumplir su ritual de apareamiento. Machos y hembras se juntan en un solo lugar y ahí, ellos se enamoran de uno(a) por todo un año, teniendo con esta pareja, un huevo, el cual tienen que cuidar los dos padres, ya que la madre tiene que alimentarse para poder regresar y alimentar a su hijo, y el padre tiene que protegerlo del terrible frío que azota el Polo Sur.

Luc Jacquet dedicó más de un año de su vida grabando este conmovedor documental. Él soportó las bajas temperaturas de un lugar como el Polo Sur, todo para ver este maravilloso ritual anual que tienen los pingüinos Emperador.

Las imágenes son tan limpias como el ambiente y como la historia. Desde un comienzo vemos a los protagonistas en su ambiente, caminando lenta y pasivamente hasta llegar a su destino, que esta a kilómetros de distancia. La cantidad de pingüinos es tan impresionante como su dedicación para hacer las cosas.

La base de este documental es el amor, y este se ve en su máxima expresión, cuando el padre y la madre cuidan el destino de su huevo, próximo a ser un pingüino. La narración es personal, familiar, emotiva. Las voces, simulando la de los personajes, nos cuentan como serían las reacciones de estos bellos animales, de un modo más humano, más entendible para nosotros, y eso, a pesar de las diferencias, nos hace identificarnos con ellos, con sus necesidades, con sus intenciones y con su comportamiento.

Es digno de alabar la dedicación del equipo de grabación encabezado por Jacquet, porque debe ser difícil captar tantas emociones desde tan lejos, ya que supongo que ellos han tenido que estar lejos del lugar, para que los pingüinos se desenvuelvan con naturalidad. La larga espera, el encuadre adecuado, la paciencia para contar una hermosa historia, todo eso se nota en cada encuadre de la película, y como documental, es fabuloso, porque conocer el comportamiento de estos seres, es algo indudablemente especial.

Esperemos que después de este gran estreno, las salas nacionales, tomen en cuenta la asistencia y sigan trayendo documentales, porque el público merece ver de todo, y así poder de alguna manera, intentar bajar la producción de piratería, que bien o mal, lo único que hace, es permitirnos ver lo que las distribuidoras no quieren traer.

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